Moura
Situada próxima del margen izquierdo del río Guadiana, bañada por el embalse de Alqueva, Moura está rodeada de olivos y alcornoques, y prima por la paz de espíritu Alentejana y por sus bonitas casas blancas con pintorescas chimeneas.
La región presenta diversos vestígios de ocupación humana desde tiempos muy lejanos, habiendo sido llamada durante la ocupación romana “Arucci” o “Civitas Aruccitana Nova”, cambiando con las ocupaciones musulmanas para “Al-Manijah”, habiendo sido definitivamente conquistada en el reinado de D. Dinis en 1295.
Muy próxima de la frontera española, Moura contó desde siempre con fuertes estructuras defensivas que fué manteniendo a lo largo de los siglos, a pesar de todo en 1707, el duque de Ossuna rodeó Moura hasta 1709, cuando finalmente la ciudad se vió definitivamente libre del ocupante español que antes de retirarse destruyó las fortificaciones.
La historia de Moura corre paralela a lo que hoy en día queda de su Castillo del siglo XIII, a la Morería, con una tipología tradicional de los barros Moros, que se han conservado a lo largo de los años sin darle la espalda a la clara influencia musulmana, a la influencia religiosa con bonitas Iglesias como la matriz dedicada a S. João Baptista, la de São Pedro y la de Santo Agostinho, o los Conventos de Carmo y de S. Francisco, o al curioso “Edifício de los Cuarteles”, donde en uno de los extremos se encuentra la capilla del Senhor Jesus dos Quartéis, o en el interesante Museo Municipal que alberga una vasta e interesante colección arqueológica.
Tierra Alentejana, encuentra en la típica Gastronomia uno de sus bienes patrimoniales más fuertes, con platos tradicionales como el Gazpacho, la Açorda, las Migas con Costilla o el Ensopado de Borrego.
El Ayuntamiento de Moura está integrado en la Ruta de los Vinos del Alentejo y en el Itinenario de Turismo Cultural Ruta del Manuelino.
La Leyenda de la Mora Salúquia...
Cuenta la leyenda que la princesa gobernadora de la ciudad, de nombre Salúquia, se enamoró del alcalde de Aroche, Bráfama.
En la víspera del matrimonio, Bráfama se dirigió con una comitiva a Moura, desconociendo, que todo el territorio alentejano al norte y al oeste había sido conquistado por los cristianos.
D. Afonso Henriques, en aquel entonces, encargara dos hidalgos de conquistar la ciudad de Moura. Conocedores de la comitiva, los dos hidalgos la cercaron, matando a Bráfama y venciendo a la comitiva.
Entonces, disfrazándose con las vestiduras de los representantes musulmanos, los hidalgos cristianos, se dirigieron a la ciudad.
Salúquia, que esperaba en lo alto de la torre del castillo, la llegada de su novio, al avistar aquel grupo de caballeros aparentemente islámicos, ordenó que les abrisen las puertas de la fortificación.
Al pasar la muralla, los cristianos se lanzaron sobre los defensores de la ciudad, tomados de sorpresa, y conquistaron el castillo.
Salúquia se dió cuenta del error cometido, y se lanzó de la torres donde se encontraba.
Conmovidos por la historia de amor que los sobrevivientes islámicos les contaron, los hidalgos denominaron a la ciudad como “Tierra de la Mora Salúquia“.
Aún hoy a una torre del Castillo le llaman “Torre de Salúquia“, y un olivar en las proximidades de Moura, donde supuestamente fué la emboscada a Bráfama y a su comitiva, es llamado “Bráfama de Aroche“.
Incluso en las armas de la ciudad figura una mora muerta, con una torre en segundo plano
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