Lamego es uno de los más importantes centros urbanos de
la región portuguesa del Duero. Mucho antes de la fundación de la nación
portuguesa, las tierras de Lamego ya estaban pobladas y constituían una zona de
paso importante de flujos e intercambios
comerciales.
Fue aquí, en la iglesia de Almacave, una de las mayores
joyas arquitectónicas de municipio, donde D. Alfonso Henriques reunió las
Primeras Cortes, dando lugar a Portugal como nación independiente. De estas
tierras nacen las manzanas y las cerezas más sabrosas y las aceitunas con las
que se hace aceite de una calidad reconocida en todo el país. Pero, son los
viñedos los que dominan el paisaje y fue el vino el principal sustento de la
población durante siglos.
La arquitectura religiosa tiene en Lamego una expresión
singular, además de ser una de las más antiguas diócesis del país. La iglesia
de S. Pedro de Balsemão, clasificada como Monumento Nacional, es el segundo
templo más antiguo de la Península Ibérica. Hay quien dice que fue construida
durante el dominio de los visigodos, pero también quien defiende que se remonta
al siglo X.
La catedral de Lamego es anterior a la fundación de la
nación portuguesa, pero el edificio, tal y como se conoce hoy, es fruto de una
construcción posterior, en el siglo XII. Las diversas reconstrucciones y
ampliaciones le confirieron una variedad de estilos, que se combinan y dan resultado
a uno de los monumentos más bellos de la región. Más que un espacio secular de
oración, la catedral de Lamego es un verdadero museo donde se guardan
ejemplares únicos del arte de diversas épocas. Destacan las bóvedas de las tres
naves del interior, que fueron pintadas por el maestro italiano Nicolau Nasoni,
con escenas del Antiguo Testamento. Se cree que es la única obra de este
artista en Portugal, que sobrevivió al paso del tiempo. Esta catedral es un
punto de visita obligatorio en la región, por su significado histórico y
cultural.
El Santuario de Nuestra Señora de los Remedios y la
escalinata, del siglo XVIII, en la cumbre del Monte de Santo Estevão, son otros
de los elementos característicos de Lamego. La escalinata, que se yergue desde
el centro de la ciudad hasta lo alto del monte, está repleta de lugares sagrados
y rincones sorprendentes. Es, probablemente, el mayor símbolo de devoción en
honor a Nuestra Señora de los Remedios. En septiembre, Lamego vive intensamente
la celebración de la romería que honra a su patrona. La ciudad se empapa de
emociones, acontecimientos culturales y religiosos, desfiles, folclore, fuegos
artificiales y bandas de música que llevan la celebración a todas las calles.
Todo el municipio está repleto de iglesias, capillas,
picotas, cruceros, aldeas históricas, puentes medievales y una serie de
vestigios arqueológicos de la época de los primeros pobladores de estas
tierras. Los numerosos visitantes de Lamego encuentran historia, tradición y
una fuerte herencia cultural, además de variados programas de ocio al aire
libre, gracias a las excelentes condiciones naturales para practicar deportes
fluviales como la pesca o los paseos en canoa, en las aguas de los ríos Duero,
Varosa y Balsemão.